jueves, 11 de diciembre de 2008

CRONICAS DEL MUNDO ANTEDILUVIANO

"La Isla de la Serpiente"

Ciertamente la luz del progreso por revolución rápida no se hizo esperar. Pronto florecieron ciudades mucho más avanzadas, y se gestó una cultura mundial mas refinada. La revista la Atalaya comentó “En ciertos sentidos, la civilización antediluviana gozaba de ventajas que nosotros no tenemos hoy día. Por ejemplo, toda la humanidad hablaba una misma lengua (Génesis 11:1). Tal circunstancia favorecería el adelanto de las artes y las ciencias, puesto que requieren el esfuerzo colectivo de muchas personas con diversos talentos. Además, la mayor duración del promedio de vida del que entonces disfrutaban les permitiría seguir sumando conocimientos a lo que ya habían aprendido con el paso de los siglos. Durante la época antediluviana fueron surgiendo varias industrias. Había fraguas donde forjar “toda clase de herramienta de cobre y de hierro” (Génesis 4:22). Es muy probable que se utilizaran estos instrumentos en la construcción, la carpintería, la confección de ropa y la agricultura. Estos oficios se mencionan en los relatos de los primeros habitantes humanos de la Tierra. El conocimiento acumulado habría permitido que las generaciones sucesivas desarrollaran ciertas especialidades, como la metalurgia, la agronomía, la ganadería, la literatura y las bellas artes. Jubal, por ejemplo, fue el “fundador de todos los que manejan el arpa y el caramillo” (Génesis 4:21). La civilización avanzó enormemente. Sin embargo, todo terminó de súbito.” (Atalaya 1 marzo 2002 subtema “una civilización avanzada”).

Además, la sabiduría entregada por los ángeles de manera directa hizo que se logran cosas que aún la ciencia de hoy no puede explicar. Se construyeron ciudades con pirámides, edificios y templos con conocimientos matemáticos muy avanzados, que demuestran la información que solo poseían unos seres no humanos que sabían mucho de las estrellas y del resto del universo. El Erudito Escofield comentó que “probablemente la civilización antediluviana fue más avanzada que Grecia o Roma”. De hecho los pueblos posteriores en realidad son un reflejo pálido de lo que logro éste mundo gobernado directamente por ángeles en forma humana. Pero todo se hizo de golpe, apresurado para pocas generaciones. Los humanos empezaron a adorarlos como dioses, y los ángeles sucumbieron a la tentación de ser venerados. Satanás explotó este deseo egoísta naciente en ellos, tal como había sucedido en él y en Adán y Eva, y les prometió que serían dioses sobre la humanidad y sus hijos los reyes y príncipes. Ellos en conjunto producirían una nueva humanidad prospera y avanzada que llegaría a la perfección, y clamarían a los otros mundos que su proyecto habría resultado.

Los Nefilim, junto a sus padres, ellos fueron los artífices de las grandes construcciones del mundo antiguo. Para seres de tal estatura, y con una inteligencia algo superior a la humana, además de otras habilidades, no les era difícil construir templos y pirámides compuestos de piedras de decenas de toneladas. Como comentamos, la Atlántida, Lemuria, Dalamatia, Balonia, Mu, y una que posteriormente sería llamada Egipto fueron las grandes capitales. La misma historia de la Atlántida (llamada por algunos pueblos posteriores "La Isla de la Serpiente") hablan de que fue fundada por un dios (identificado posteriormente por los griegos como Zeus y su esposa mortal). El mundo antediluviano alcanzó una proporción mundial (similar al actual) y tuvo 10 reinos principales, a cargo de 10 ángeles, que formaron una confederación mundial. La meta de 10 reinos a cargo del mundo, la han mantenido los demonios hasta el día de hoy, y quieren que nuestro sistema sea lo más parecido a aquel mundo de antaño. Los demás ángeles tendrían otros cargos y serían gobernadores de estados más pequeños.

Esta confederación mundial sería gobernada por sucesivas dinastías de ellos y su prole. Era tal el avance técnico y material, el comercio y la navegación, que estaban a punto de clamar que la meta la habían logrado. Pirámides, templos, grandes ciudades y construcciones gritaban al cielo sobre la supremacía de aquel mundo avanzado y próspero en sentido material. La arqueología hoy esta demostrando la realidad de aquella civilización antediluviana mundial.

Sin embargo, los Nefilim (“derribadores”, los hijos de los ángeles llamados así) tenían una predisposición a la violencia que pronto comenzó a manifestarse. Los ángeles también comenzaron a tener una actitud despótica hacia la gente. Pasaron de ser dioses benefactores a crueles tiranos. La sed de poder lo cegó y los volvió inicuos. Pronto usaron a sus hijos para arrasar a las poblaciones humanas que trataban de rebelarse contra ellos. Esto también quedó registrado por ciertas culturas que narran estas guerras. Mucha mal llamada mitología (como la griega e hindú) también hablan de estas batallas de estos semidioes con diversos enemigos, aunque obviamente estas narraciones fueron deformadas con el paso de los años. Aún así, la “tierra se llenó de violencia como resultado de ellos” tal como canta la Biblia. A pesar de su avance, pronto los esplendorosos 10 reinos antediluvianos cayeron en la inmoralidad y la agresión. El error: olvidar que los hombres en su interior tienen el don de la espiritualidad. Los ángeles trataron de apagarlo inculcándole solo valores intelectuales y materiales. Además enfocaron la adoración hacia ellos, criaturas que también habían sido creadas. Y los hombres retrocedieron y se pervirtieron.

Ante la predicación de Enoc, y posteriormente de Noé, muchos hombres tuvieron la opción de arrepentirse. Pero la gente de muchas urbes quisieron mantenerse ocupados en mantener la civilización que habían fundado los ángeles, “y siguieron casándose, edificando casas, comiendo y bebiendo” (Mateo 24:37). Siguieron sumidos en sus vidas cotidianas y en el estilo de vida de un sistema impuesto por los ángeles y los nefilim. Una situación igual a los días actuales.

Además, la violencia siguió aumentando. Y como dijo el erudito Merrill F. Unger “el pecado del hombre co-habitando con angeles caídos” era lo que colmaba la situación. Los ángeles rebeldes, ya caídos, actuando como demonios materializados en hermosos cuerpos, bajo las órdenes de Satanás, gobernaban directamente la tierra en forma de príncipes que eran adorados y temidos por dioses. Realmente la inmensa idolatría y politeísmo de las eras y generaciones subsiguientes se debe a este hecho. Los dioses realmente existieron y fueron éstos ángeles caídos. Sin embargo, se abstuvieron de revelar a los humanos la verdad sobre el Padre Universal, y mantuvieron oculto a los hombres, el auténtico programa espiritual de Dios. Al contrario, mostraron una falsificación de un programa de revelación, basado en la revolución, y no en la evolución. Y en el colmo del desafío hacia las Autoridades Superiores Celestes que los habían proscrito y confinado a la tierra y al sistema solar, fundaron la ciudad de Atlantis o la Atlántida con la forma de los tres círculos concéntricos, emblema alusivo a Miguel y al Padre Universal. El que comenzara a surgir la violencia entre ellos mismos y no pudieran mantener una cohesión entre los humanos, demostró que los errados realmente eran ellos. Sin embargo, se dejaron arrastrar por la sed de poder y enloquecidos decidieron exterminar a los humanos, ya sea enseñándoles el aborto, o través de sus hijos gigantes, arrasando a las poblaciones humanas. Pretendían solo dejar a los nefilim como los únicos pobladores del mundo. Un plan genocida se cernía sobre la tierra.

Dios ya había decretado la destrucción de aquel mundo y fue comunicado oportunamente a Enoc, y luego a Noé. El Padre Universal, el Dios Supremo, tiene un conocimiento y visión del universo, sus leyes, ritmos, y de la armonía de éste, que supera a todos los seres inteligentes. Él había decretado el diluvio sobre aquel mundo, pero aquel decreto también estaba en perfecta sincronización con un fenómeno que sucedería en el sistema solar y qué Dios había previsto. Pronto un astro ajeno completaría su órbita, llegaría cerca del sistema solar, y provocaría la explosión del planeta que estaba entre Marte y Júpiter. Esto estaría en armonía sincronizada con Jehová y su propósito de acabar con aquel mundo malvado.