lunes, 15 de diciembre de 2008

Un Mundo Destruído


Crónicas del Mundo Antediluviano

Y llegamos al punto de la Gran Catástrofe. Nadie pudo detenerla. Ni la sabiduría, ni la fuerza, ni la ciencia angélica, pudo detener a las fuerza cósmicas materiales que estaban a punto de ser desatadas y que restaurarían el equilibrio perdido por el ángel y el hombre desobediente, y la cruza de ambos: los nefilim. A pesar de las predicas de Enoc y Noé, los habitantes de aquel mundo no hicieron caso. Incluso los ángeles no se arrepintieron. Si Enoc y Noé no hubieran tenido la protección divina, se les habría destruido fácilmente. Satanás había reclamado la tierra como suya, y cualquier mensaje ajeno a su régimen era considerado un acto de “embajadores extranjeros”. Al servir de embajadores de noticias, estos intrépidos hombres podían contar con la debida protección del lugar al que representaban, las cortes celestiales. Ésas eran las reglas. Además, existía la posibilidad de que individualmente algunos quisieran desertar del régimen de Satanás, y servir directamente a Dios. Tenía que permitir predicarse entonces. Llamarse al arrepentimiento. Pero el gran cataclismo estaba a punto de venir, había sido profetizado, y fue ignorado por los hombres y ángeles, seguros de la solidez de su reino.

Pronto un cambio en el eje del planeta entre Marte y Júpiter modificó la historia del sistema solar. Éste cambio se debió al acercamiento de un planeta gigante ajeno que hace una órbita enorme cerca de nuestro sistema planetario cada miles de años. Esta fuerza gravitatoria alteraría la órbita del planetoide-luna que estaba entre Júpiter y Marte. Satanás reunió de emergencia su corte en la tierra para analizar la situación. Se juntaron los diez reyes angelicales, además de otros ángeles a cargos de otros pueblos y grupos, que servían de Príncipes. También se reunieron a los Príncipes que estaban asignados a vigilar a los otros astros del sistema y preparar las colonizaciones de los nefilm a aquellos mundos, como la Luna y Marte. En un relato fidedigno se registra lo siguiente: “Satanás se describe aquí como la "Estrella Resplandeciente" (Lucifer quiere decir estrella resplandeciente ) que aspiró a la gloria del Omnipotente. Un miríada de los " habitantes de las estrellas (los ángeles)" lo acompañaron y juntos con ellos sujetaron a la tierra y a las mujeres casadas.

Sin embargo, Satanás sostiene que la tierra está en "peligro.", y esa es la razón de reunir este consejo. Varios Devas (ángeles materializados llamados Príncipes) en el reino de Satanás son citados para dar informes de esta situación: ... se oye la voz desde el aire del Príncipe Owadu. En su reino hay un gran planeta inhabitado, resquebrajado y hendido, profundamente alterado y anegado con lava volcánica. Se oyen sonidos discordantes que surgen de las profundidades de este planeta. Parece que las fisuras están llegando hasta el mismo centro de este mundo desolado que está a punto de volar en pedazos. Su ruptura pondrá en peligro a la misma Tierra. Esto se refiere al planeta que desintegró y se convirtió en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter.


El ángel Hesperus informa .... El equilibrio de los mundos es incierto, la Tierra está amenazada con catástrofes horribles (por los asteroides y la cercanía del astro gigante). Las tempestades prevalecerán; un gran diluvio vendrá, causado por la ruptura del último gran dosel acuoso que envuelve la Tierra, provocando una inundación enorme de agua. Una explosión de gritos de horror de todos, seguida por un silencio de miedo”. (Libro Ángeles y Mujeres publicado por la Sociedad Watch Tower en los años 20) Los ángeles comprenden la gravedad de su situación, especialmente para su imperio material, sus mujeres, y su prole gigante, con quienes ya habían formado familias.

Se da la orden de evacuar a varios nefilim. Sin embargo, la explosión del planeta entre Marte y Júpiter provoca un cataclismo que también afectará gravemente a las incipientes colonias de Marte y Júpiter. Llega el día de la explosión, y un gran resplandor es incluso divisado desde la Tierra. A las pocas horas de la explosión, Marte se ve bajo la lluvia de varios meteoros que arrasan la superficie del planeta, destruyendo el proyecto de algunas ciudades que se estaban construyendo. Los Nefilim de Marte son aniquilados. El planeta se convertiría en un desierto que taparía algunas ruinas, estatuas y monumentos. Solo quedaría un casquete polar reteniendo en parte el testimonio de un planeta con más vida que lo que ahora es.

Pasan las horas y pronto los meteoritos llegan a Luna. Algunos de un tamaño considerable golpean la superficie Luna y provocan ondas expansivas que abarcan toda la Luna. Las construcciones más prominentes desaparecen y otras quedan semidestruidas en varias zonas. Grandes cráteres son testimonio de esos impactos que súbitamente golpearon a la Luna. En Aquellos tiempos, la Tierra contaba con otra Luna, un satélite más pequeño que tenía una órbita más alejada de la Tierra. Ésta Luna también se vio afectada por la lluvia de meteoritos, y la cercanía al sol del planeta gigante exterior que con su órbita desestabilizó parte del sistema solar. La órbita de ésta luna pequeña se precipitó sobre la Tierra. Ésta luna cayo como un gran asteroide, que junto con los meteoritos, provocaron un gran cataclismo mundial. El ingreso de los asteroides, rompen el dosel acuoso que envuelve la Tierra en forma de gases y nubes densas que estaban acumulados en la atmósfera. En otras palabras, el colapsamiento de la cubierta de agua, seguramente vaporizada, que rodeaba la tierra a modo de filtro y de cubierta «invernadero», que daría al mundo antediluviano un clima sub-tropical de polo a polo. La fricción atmosférica, el choque súbito y recalentamiento rápido de los mares producto de los primeros meteoros, produce un fenómeno de lluvias torrenciales imparables. Hoy, con el problema del cambio climático, provocado por calentamiento global, es sabido que las lluvias torrenciales son desatadas debido esto. Imaginemos, sin embargo, la precipitación producida por un dosel y masas de nubes acumuladas por siglos. Ciertamente fue un diluvio de aguas devastador que duró varias semanas, tal como dice la Biblia.

El impacto asimismo de los asteroides en el mar provocaron inmensos tsunamis que arrasaron las costas y algunas importantes ciudades. El fenómeno cósmico fue tan brusco que incluso alteró el eje terrestre. No se debe olvidar que la Biblia contempla el Diluvio como un cataclismo que conmovió toda la corteza terrestre; no como una mera lluvia torrencial, sino una conmoción singular y global de toda la estructura de la corteza, lo que llevó aparejado «la rotura de las fuentes del gran abismo», esto es, una intensa conmoción de los fondos oceánicos, con la apertura de innumerables bocas volcánicas arrojando lava, agua juvenil, gases, etc., provocando una terrible actividad tectónica, transgresiones marinas, y finalmente el cubrimiento de toda la tierra con el agua diluvial, que sumado a las torrenciales lluvias, los grandes tsunamis provocados por los meteoros, inundaron prácticamente toda la superficie de la tierra.

El Gran Diluvio provocó el pánico entre los habitantes antediluvianos. Los terremotos, tempestades, lluvia y fuego caído del cielo, causó pavor a los nefilim que estaban en la tierra, a sus madres, las poblaciones humanas, y sorpresa a los ángeles que observaban como sus grandiosas ciudades y proyecto de civilización perecían por completo. Solo Noé y quienes le escucharon estaban seguros en el arca. Ésta fue solo su familia inmediata. Pronto el arca comenzó a flotar, mientras se oían los gritos de las poblaciones humanas que morían alrededor. La gran mayoría de las capitales antediluvianas se hundieron bajo las aguas por los cambios geológicos, otras quedaron sumergidas por las lluvias. La misma Atlántida se hundió en ruidoso estruendo bajo las aguas. Platón, siglos después, al hablar de la Atlántida dijo claramente que la ciudad “se hundió en un solo día y una noche, debido al castigo aplicado por su corrupción” (Timeo y Critias). El geólogo francés Marc-André Gutscher, de la Universidad de Bretaña Occidental, cree que sí sucedió así. Argumenta, en el último número de la revista Geology, que la catástrofe descrita por el filósofo griego puede corresponder a un gran terremoto y un tsunami ocurridos hace miles de años en el Estrecho de Gibraltar. Además, todas las culturas y pueblos posteriores nos hablan del Gran Diluvio, la Gran Catástrofe acaecida sobre el mundo fundado por los dioses y semidioses.