Tal como analizamos con anterioridad, la Masoneria había emergido de los restos de los caballeros templarios para hacer renacer las ideas y esperanzas de lograr el revivir del mundo antediluviano. No obstante, la masoneria al parecer había entrado en un letargo y aplazaba los planes mundiales. En este ambiente, apareció Adam Weishaupt. Este personaje perteneció a la masonería, pero la criticó ya que consideraba simples reuniones sociales las juntas de las logias, y que éstas habían abandonado sus planes originales. Decidió fundar su propia orden en 1776, basándose en lo que había visto en los jesuitas y la masonería, llamándola primero como "Los Perfectibilistas" y más tarde como "Los Iluminados de Baviera" (Illuminati).
Weishaupt habría creado esta sociedad con el propósito de derrocar a los gobiernos y reinos del mundo además de erradicar a todas las religiones y creencias para regir a las naciones bajo un Nuevo Orden Mundial, basado en un sistema internacionalista (precursor del comunismo y el anarquismo). Establecerían una moneda única y una religión universal, donde según sus creencias, cada persona lograría la perfección. Éstas ideas habían sido estudiadas por la masonería, pero él decidió que no debería aplazarse la puesta en marcha. Había que hacer los cambios mundiales por revolución (el estilo de Lucifer), y no por evolución.
Sin embargo, los propósitos finales de esta sociedad, eran solamente conocidos por Weishaupt y sus más íntimos seguidores. Algunos autores como Nesta Webster, describen así las seis metas a largo plazo de los Illuminati:
1) Abolición de la monarquía y de todo gobierno organizado según el Antiguo Régimen.
1) Abolición de la monarquía y de todo gobierno organizado según el Antiguo Régimen.
2) Supresión de la propiedad privada de los medios de producción para individuos y sociedades.
3) Abolición de los derechos de herencia en cualquier caso.
4) Destrucción del concepto de gobierno local y sustitución por un gobierno mundial y control internacional.
5) Abolición del concepto de la familia tradicional y clásica.
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6) Prohibición de cualquier tipo de religión, (sobre todo la destrucción de la Iglesia Católica Apostólica Romana) estableciendo un ateísmo oficial pero a la vez con doctrinas ocultistas luciferninas.
Cómo vemos, la mayoría de éstos planes ya están consumados. La Orden de los Iluminados de Baviera fue fundada en la noche del 30 de abril al 1 de mayo de 1776, (víspera de la famosa noche de Walpurgis *), en un bosque al sur de Alemania, donde un pequeño grupo de hombres establecieron y juraron cumplir los propósitos de la sociedad.
* Nota: El libro Mantengámonos en el Amor de Dios comenta sobre esa fecha sagrada del satanismo: 1 mayo. Luego los comunistas la usaron para celebrar el día del trabajo.
Tras la fundación, Adam Weishaupt (quien se proclamó a sí mismo con el nombre simbólico de Spartacus) atrajo a su primer adepto; un barón protestante de Hannover llamado Adolph von Knigge (frater Philon), quien ya estaba iniciado en la masonería y que posteriormente desarrolló el Rito de Los Iluminados de Baviera, junto a Weishaupt a quien introdujo dentro de la logia de Munich: Teodoro del Buen Consejo.
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Gracias a las habilidades de Von Knigge, los Illuminati rápidamente se extendieron por Alemania, Austria, Hungría, Suiza, Francia, Italia y otros puntos de Europa, afiliando a personalidades de la talla de Herder (Damasus), Goethe (Abaris), Cagliostro, el Conde de Mirabeau (Leónidas) y el legendario alquimista Conde de Saint Germain, entre otros. Algunos nobles como los duques de Saxe-Weimar y el de Saxe-Gotha, los príncipes Ferdinando de Brunswick y Karl de Hesse, el conde de Stolberg y el barón de Karl Theodor von Dalberg, también figuraron dentro de la iniciación iluminada.
Animado por su éxito al lograr reclutar un gran número de pensadores, filósofos, artistas, políticos, banqueros, analistas, etc, Adam Weishaupt tomó la determinación de apoderarse de la masonería por medio de Von Knigge, y ordenó la infiltración y el dominio de la misma.
El 16 de julio de 1782, en una reunión de la masonería continental que tuvo lugar en el convento de Wilhelmsbad, los Illuminati intentaron unificar y controlar bajo su autoridad todas las ramas de la masonería. También quisieron unir a los rosacruces y el priorato de Sión. Todos eran herederos de los templarios, y ahora los Iluminmados querían la unificación para lograr el dominio del mundo. Aunque ya habían logrado infiltrarse en las logias de toda Europa, la Gran Logia de Inglaterra, el Gran Oriente de Francia y los iluminados teósofos de Swedenborg decidieron no apoyar los planes de Weishaupt y oponerse formalmente a los Illuminati.
No obstante, muchas logias masonicas, incluso antes de 1776 ya estaban controladas o influenciadas por los Iluminados. Es así como la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa fueron empujadas por masones que servían a los planes Illuminatis.
Mientras tanto Weishaupt recibía las ofensivas de los masones de Inglaterra y de los martinistas a quienes denunció en sus escritos, argumentando que La Gran Logia de Londres se creó a sí misma en 1717 por clérigos protestantes que no estaban iniciados en la masonería, es decir, que fue fundada por profanos sin constancias ni documentos válidos. Pocos saben de este conflicto entre la cabeza de la masonería y los illuminatis. No obstante, no duraría mucho.
El 22 de junio de 1784, el Príncipe elector de Baviera, duque Karl Theodor intuyó el peligro que suponían Los Illuminati para la Iglesia católica y las monarquías debido a su ideología liberal, revolucionaria e igualitaria, y aprobó un edicto contra éstos, la masonería, y en general cualquier sociedad no autorizada por la ley. Weishaupt fue destituido de su cátedra marchando al exilio de Ratisbona para dirigir la Orden desde el extranjero bajo la protección del duque de Saxe. En 1785, el edicto se confirmó y así se dio comienzo a las persecuciones y arrestos de los miembros de la sociedad.
Los planes más secretos de los Illuminati fueron revelados por casualidad, la noche del 10 de julio de 1784, cuando un mensajero de Weishaupt identificado como el abad Lanz, murió inesperadamente a causa de un rayo. Su cadáver fue llevado a la capilla de san Emmeran por habitantes de la zona y ahí entre sus hábitos se encontraron los importantes documentos que trataban sobre los planes secretos de la conquista mundial. La policía de Baviera indagó los detalles de la conspiración, dando a conocer al emperador Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico, el complot tramado contra todas las monarquías, en especial la de Francia, en donde más tarde, en 1789, se gestaría la llamada Revolución Francesa y la caída de Luis XVI y María Antonieta, sus últimos monarcas.
Los documentos fueron publicados por el gobierno bávaro, alertando así a la nobleza y el clero de Europa, sin embargo, poco después se convencieron de que la conspiración había sido destruida debido a la disolución oficial de los Illuminati, junto con el destierro de Weishaupt y la detención de numerosos adeptos.
En general, los dirigentes de la sociedad huyeron de las persecuciones y es probable que la mayoría de ellos permanecieran activos hasta su muerte a pesar de las prohibiciones. Los restos de la orden de Los Illuminati permanecieron en Europa hasta que desaparecieron años después de la Revolución Francesa. John Robison declaró que los Iluminados de Baviera se reformaron inmediatamente bajo otro nombre después de la disolución oficial. Incluso hay investigadores que creen que siguieron operando dentro de la cúspide de la masonería, a la cual lograron controlar definitivamente. Entonces, solo los masones del grado 33 saben si pueden ser iniciados como Illuminatis. Por lo tanto, tenemos una sociedad secreta dentro de otra sociedad secreta. En realidad la masonería ya es casi pública y hay logias por todas partes. No obstante, para los Illuminatis permanecer en la bruma ha sido lo ideal, y la masonería en sus grados altos es el escondite perfecto para los dirigentes de éste poder mundial. Los Illuminatis se han vuelto casi indetectables.
Los Illuminatis adoran a Lucifer (Satanás), el portador de Luz. La Masonería de grados superiores y los Illuminatis son una de las más antiguas tradiciones luciferinas. Los masones admiten personas de todas las religiones -de hecho, es requisito creer en Algo superior para ser masón-, por lo que hay masones judíos, cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, sikhs, etc. No obstante, la Masonería en sus principios filosóficos es una doctrina luciferina que considera a Lucifer el ángel portador de la Luz. Una de las historias de la fundación de la Masonería narra la historia del arquitecto del Templo de Salomón, Hiram Abif, quien sueña con su ancestro Tubalcaín, hijo de Caín quien a su vez, es hijo de Eva y Lucifer -concebido durante la tentación de Eva en el Jardín del Edén. Bueno, claro, es una versión de ellos. A Lucifer lo consideran el dios de la libertad y el conocimiento seglar.
Se llaman humanistas por naturaleza, ya que Lucifer (según ellos) fué el primer humanista que estimuló el libre albedrío en Adán, y que el hombre sea como Dios y haga lo que le plazca. Es interesante que en la Declaración de los Derechos del Hombre en 1789 (época de la revolución Francesa) aparezca arriba el "Ojo que Todo lo Ve" (Véase la imagen lateral).