jueves, 15 de julio de 2010

El retorno de los gigantes - parte 6

"Y allí vimos a los nefilim"
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Cuando los 12 espías regresaron de peinar la tierra de Canaán dieron un informe impactante a los israelitas. Pero dicho informe no fué lo que los condenó, sino más bien la reacción de falta de fe y temor ante dicha situación. De hecho, éste informe está ligado a la observación de una tierra abundante y productiva, lo cuál efectivamente era real:
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 Y pasaron a informarle y decir: “Entramos en la tierra a la cual nos enviaste, y verdaderamente mana leche y miel, y este es su fruto.  Sin embargo, la realidad es que la gente que mora en la tierra es fuerte, y las ciudades fortificadas son muy grandes; y, también, a los nacidos de Anaq vimos allí.
.y toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario.  Y allí vimos a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”. - Número 13:27,28,32,33
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Cómo notamos, e incluso se observa más adelante, nunca se puso en tela de juicio la veracidad de éste informe, sino más bien, la falta de fe para derrotar al enemigo. Nunca se contradijo la información de que en la altas tierras de palestina, se habían observado a los descendientes de los Nefilim.

Los Anaquim
Los hijos de Anaq * o Anaquim eran una raza de tamaño extraordinario que habitaba en las regiones montañosas de Canaán. Ahimán, Sesai y Talmai, tres hombres prominentes de los anaquim, residían en Hebrón (Nú 13:22), donde los doce espías hebreos vieron por primera vez a esta raza. Hebrón era una zona montañosa de la tierra de Canaán. Esto confirma que éstos descendientes de los Nefilim antediluvianos preferian las altas tierras. Su gran estatura y su gran fuerza dio lugar al dicho proverbial: “¿Quién puede mantenerse firme delante de los hijos de Anaq?”. (Dt 2:10, 11, 20, 21; 9:1-3.)

* Nota: Anaq tal vez era un gigante antediluviano sobreviviente que dió origen a ésta raza.

Los israelitas de la generación de los 12 espías no se enfrentaron a los anaquim. Tras 40 años de viaje en círculos por el desierto, una nueva generación, más valiente y alimentada con maná pudo hacerles frente. Durante su rápido avance por la tierra de Canaán, Josué consiguió vencer a los anaquim en las regiones montañosas, y destruyó sus ciudades, aunque algunos permanecieron en las ciudades filisteas de Gaza, Asdod y Gat. Esto confirma que los anaquim estaban emparentados con los filisteos, y que eran pueblos aliados. (Jos 11:21, 22.). Recordemos que los filisteos tenían una carga genética más humana, mientras que sus parientes Anaquim tenían un componente biológico más directo con los antiguos Nefilim.

Más tarde, Caleb solicitó la ciudad de Hebrón (o Quiryat-arbá) y su territorio, porque Dios se lo había prometido. (Jos 14:12-15; Nú 14:24.) Según parece, los anaquim se habían vuelto a establecer en esta zona, posiblemente mientras Josué y su ejército seguían con la conquista de la parte septentrional de Canaán, así que Caleb se vio obligado a reconquistar el territorio. (Jue 1:10, 20.) Cómo vemos, éstos gigantes se habían refugiado en lo más alto de los montañas (tras perder sus ciudades que también estaban en lo alto), y de vez en cuando bajaban en ordas para saquear ganado y comerse los frutos de los agricultores israelitas que los habían expulsado. Ésto dió origen a muchas leyendas posteriores, las cuales incluso penetraron en la época del Medioevo.

Finalmente, los israelitas lograron exterminar a la raza anaquim, y no existían éstos gigantes (por lo menos en Oriente Medio) para el tiempo de la visita de Jesús a la Tierra.

Es interesante que en los “textos de execración” egipcios (piezas de alfarería sobre las que se escribían los nombres de los enemigos de Faraón y que después se rompían en señal de maldición) figura el nombre de Iy-‛anaq, lo que parece ser una referencia a una tribu palestina de los anaquim. Cómo se podrá recordar, los egipcios recobraron parte de la cultura antediluviana y fundaron su civilización sobre las ruinas enterradas en pantanos de las pirámides. Sin embargo, en su desarrollo posterior crearon toda una teología que si bien tenía algunos elementos de los dioses antediluvianos y sus hijos (de forma distorsionada), prefería centrarse en los sacerdotes y faraones como centros del nuevo poder humano. Por eso tenían ciertas aprensiones con los rumores sobre una degenerada y retrasada raza de gigantes de Palestina que podía ser la heredera de los Nefilim. Los nuevos reyes egipcios (humanos) tenían miedo que dichos gigantes recobrasen el territorio de Egipto que una vez fué una capital antediluviana y una necropolis de los antiguos gigantes guerreros antediluvianos, los cuales estaban enterrados en el Serapeum egipcio, e incluso Adán y Eva en la Esfinge. Por eso las nuevas generaciones de faraones se dedicaron a esculpir grandes imágenes gigantes de ellos, para de esa forma marcar territorio y demostrar que ellos (faraones)  ahora eran los dueños de ésas tierras. Es así, como los faraones de tiempos posteriores se dedicaron de forma frenética a construir estatuas gigantes para atemorizar a cualesquier gigante que llegase del norte.

Sin embargo, los anaquim y las otras razas gigantes, no tenían intención alguna de bajar de sus refugios en las altas tierras de Palestina. Con el tiempo, todos fueron exterminados de Medio oriente a manos de los hijos de Israel.